Exposición "Francisco Ruiz Tilve. Obra fotográfica (1940-1970)”, Museu del Pueblu d´Asturies .
Hay exposiciones que calan hondo en el espectador por evocadoras, la exposición "Francisco Ruiz Tilve,Obra fotográfica (1940-1970)”,es de esas que tardas mucho tiempo en olvidar , un verdadero viaje al pasado:las fotos, todas en blanco y negro, nos llevan a un Oviedo que ya no existe, a un Fontán sombrío, de mujeres que tallan madreñas y hombres que hacen cestas, gitanos, chamarileros, afiladores de cuchillos, paragüeros arreglando varillas rotas,
verduleras con toquillas de lana y pañuelo en la cabeza, barrenderos que limpian la con escobas de guano el suelo mojado…fotos de calles del Oviedo antiguo donde la luz se filtra por las calles tortuosas, donde el tiempo queda suspendido
Paraguero en el Fontán.Francisco Ruiz Tilve |
verduleras con toquillas de lana y pañuelo en la cabeza, barrenderos que limpian la con escobas de guano el suelo mojado…fotos de calles del Oviedo antiguo donde la luz se filtra por las calles tortuosas, donde el tiempo queda suspendido
Hay también una mirada sensible hacia la montaña, el mar, el mundo rural, fotos en las que los pastores esquilan ovejas y los agricultores faenan en la siega o trabajan en sextaferia, retratos de hombres con azada, ancianas enlutadas, paisajes de campos de trigo y pacas de hierba, vejigas que se secan al sol en los balcones para fabricar botas de vino…
Fotos urbanas, de arquitectura, donde escaleras, muros o fachadas son protagonistas, una visión diferente de edificios que todos conocemos como “el Serruchu” de Castelao, en la calle Cervantes
Hay fotos singulares como la de unos niños que miran a través de las grietas una pared de madera destartalada lo que sucede al otro lado (“niños cucando el circo”) o de globos y juguetes que cuelgan de un puesto ambulante.
Si tuviera que elegir una sola foto sería una de unos cardos en la nieve, era de una belleza muy simple y limpia, como un grabado japonés….
[1]. Dice su hija Carmen que su padre “siempre, hasta sus últimos días, plasmaba con su objetivo todo lo que le parecía interesante, y así, las personas y las cosas quedaban atrapadas para siempre sirviendo desde entonces, y especialmente ahora, con el paso de los años, de excepcional testigo para la conservación y el conocimiento de nuestro propio patrimonio paisajístico, artístico y humano».
[2] Francisco Ruiz Tilve (Oviedo, 1909-1988) nació en la ovetense plaza del Fontán. Desde pequeño le interesó el dibujo y, con 17 años, se trasladó a Madrid para estudiar arquitectura. Los avatares de la vida le devolvieron a su Oviedo natal, ciudad en la que trabajó como delineante, por las mañanas en la antigua Diputación Provincial y por las tardes en el estudio de los arquitectos Julio Galán Carbajal y de su hijo, Julio Galán Gómez. Tras la Guerra Civil , Ruiz Tilve se aficionó a la fotografía. A su muerte dejó una interesante colección que sus hijos y herederos, Carmen Ruiz-Tilve Arias, cronista oficial de Oviedo, y Francisco Ruiz Arias donaron al Museo del Pueblo de Asturias. Integrado por casi seis mil negativos en blanco y negro, siete álbumes con los contactos de los negativos, y unas 5.500 diapositivas en color, además de una colección de libros y revistas de fotografía..
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