Confieso que adentrarme en el laberinto del marketing y la publicidad me parece fascinante sobretodo desde el prisma de consumidora que no desea caer en la tentación de comprar inútilmente. Quiero saber qué resortes intenta despertar la publicidad en mi interior para inducirme a comprar cosas que en el fondo no necesito o para que me incline al comprar por una marca en vez de por otra. Quiero saber a qué grupo o “segmento de mercado” pertenezco como target (objetivo) según las estrategias de venta, cual es mi talón de Aquiles como consumidora.
El libro de Pilar Alcázar “Entre singles, dinkis, bobos y otras tribus”, subtitulado “conquista a los nuevos grupos de consumidores. Ideas útiles para encontrar oportunidades de negocio en los nuevos estilos de vida”, Editorial Planeta Empresa, puede ofrecerme datos interesantes.
La autora, con un estilo claro y ágil, manifiesta que “el marketing tradicional ha muerto” y va desgranando las claves del triunfo del marketing emocional, las nuevas tendencias de consumo, muestra numerosos ejemplos de empresas de éxito que han visto incrementar sus beneficios adaptando sus estrategias de negocio a la nueva sociedad española, los nuevos estilos de vida y los nuevos grupos de consumidores.
Parecerá increíble, pero intentando saber a qué “segmento” pertenezco, mi sonrisa habitual se convirtió en carcajada: resulta que según la clasificación de grupos soy “mujer Alfa”: tengo independencia financiera, autonomía personal, profesionalmente soy igual a un hombre y mis intereses van más allá de trabajo y familia así que se supone que odiaré todos esos anuncios de productos de limpieza donde la mujer se parece a la madre de “Cuéntame”o los de mujer-niña princesa de cuento que anuncia perfume, pero no me puedo resistir ante el anuncio de “porque yo lo valgo”…
además compraré cualquier producto que me haga ahorrar tiempo, comida con sello de calidad y seré propensa a comprar por Internet, incluso haré cursos on-line. Pero resulta que como me encantan las nuevas tecnologías igual, soy también del movimiento web 2.0, encajo en el grupo de la generación Net y entonces tendré que comprar el último modelo de Apple, llevar ropa customizada de marca alternativa y participar en crowdsourcing y caeré irremediablemente en las redes de cualquier empresa que me venda algo bajo licencia copyleft. Pero además como pienso que la vida no acaba a los 40, puedo encajar en el grupo adultescentes y por tanto ser propensa a coleccionar y comprar cosas que me devuelvan a mi infancia y a consumir productos dirigidos a prolongar la juventud (cosmética , gimnasios etc). Además, también encajo en el grupo de masstigio (personas no millonarias pero que de vez en cuando se dan un lujo),así que corro grandes peligros: me voy a hacer adicta a los outlets, alquilaré por internet bolsos de Prada y Gucci y compraré bisutería de edición limitada . El ataque de risa imparable me entró cuando también se supone que sería del grupo burgeois bohemian o Bobos, así que todo lo superfluo que supuestamente consumo tiene que tener un barniz –excusa espiritual, útil o cultural. Si como una hamburguesa tiene que ser de carne de buey de Kobe procedente de Japón, cocinaré esferas de caviar porque tendré mil utensilios de cocina de diseño (hasta gafas especiales para cortar cebolla), leeré solo primeras ediciones, compraré en rastrillos y anticuarios objetos raros. … pertenezca al grupo que pertenezca la autora sostiene que todos los consumidores sucumbiríamos ante un cofre de sensaciones, son unos cofres-regalo que bajo el slogan de "realizamos tus sueños" contienen vales para adquirir “experiencias”, a veces sencillas como un vale para un masaje en un spa, otras excentricas como saltar con unos zancos con los que se puede correr a cuarenta kilómetros por hora y dar saltos de dos metros de altura o un viaje en globo o en avioneta o pilotar un Ferrari o una cena para experimentar miedo...
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