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jueves, 30 de noviembre de 2017

Milan Kundera la fiesta de la insignificancia

Título: La fiesta de la insignificancia | Autor: Milan Kundera | Traducción: Beatriz de Moura | Editorial: Tusquets | Páginas: 144|Encuadernación: rústica con solapas | ISBN: 978-84-8383-928-7 | Precio: 14,90 euros 

Una vida comprometida y discreta
Si nos atenemos a la solapa en la que suele ir la biografía del escritor, en la edición española de esta última novela , solo aparece:  “Milán Kundera , nació en la República Checa y desde 1975, vive en Francia”.
Tal vez sea una declaración de intenciones, una exigencia del propio Kundera,   acorde con la idea central  de la novela: la insignificancia como esencia de la existencia.
Nada importaría ya, a estas alturas, entonces reseñar  la existencia del escritor.

 No obstante , creo que los hitos que marcaron su vida  pueden arrojar alguna luz sobre esta última novela, máxime cuando se nos presenta como “su testamento literario” tanto por la editorial como por la crítica especializada .
Kundera  se enfrentó, ya desde su primera novela , “la broma”(1967), al comunismo estalinista, sus obras fueron prohibidas en su país al año siguiente, tras la invasión soviética , tuvo que ganarse la vida como músico. Pues bien, en esta novela la figura ridiculizada de Stalin tiene un papel esencial y el  final de la misma se cierra con una referencia musical.

 De otro lado, uno de los protagonistas Charles, quiere escribir una obra, la sueña e imagina en continuas divagaciones y dos de los personajes son profesores (Ramón y D´Ardelo). Kundera en los años posteriores  a la prohibición de sus libros  se hizo profesor   en Praga,( 1959 a 1969), creo que  tal vez  la elección de estos tres personajes sea a modo de  “alters ego” que reflejen sus vivencias sobre el mundo académico y sobre el oficio de escritor .
Exilio y cambio de idioma literario
Como decía, en el apartado de biografía solo una mención a  segunda vida en Francia.Un hito esencial, pues fue a partir del exilio francés en 1975 cuando Kundera se consolidó como escritor.La novela “la vida está en otra parte”(1972), fue considerada en Francia como mejor novela extranjera de ese año, después vinieron  el éxito de “ la despedida”(1973) le valió el reconocimiento en Italia. Libre de censuras , escrito ya en Francia, “ el libro de la risa y el olvido”(1979), motivó la pérdida de la ciudadanía de su país convirtiéndose en apátrida por dos años obteniendo la nacionalidad francesa en 1981. Hace 30 años publicó la novela  “la insoportable levedad del ser”(1984) la obra de referencia si se quiere entender la disidencia en los países del este en el período de la guerra fría , “ la inmortalidad”(1988) es su última obra escrita en lengua materna .En francés escribió “ la lentitud”(1995), “ la identidad”(1998) y “la ignorancia”(2000) y esta última “la fiesta de la insignificancia” (2013).

Difícil traducción , difícil comprensión y un argumento descorcentante. Ser un escritor consagrado podría  explicar que, tras 14 años de silencio, cuando irrumpe en el panorama editorial español con la novela  “la fiesta de la insignificancia”,  se sucedan las reediciones, a pesar de ser una novela desconcertante.
La propia Beatriz de Moura,  de Tusquets editores, amiga personal y traductora  de su obra dirige esta carta a los lectores: 
 Barcelona. Septiembre 2014
Queridos lectores,
Me alegra inaugurar el nuevo año lectivo aportando al catálogo de Tusquets Editores mi traducción de La fiesta de la insignificancia, la última –hasta ahora– novela de Milan Kundera, cuyo manuscrito francés llegó inesperadamente a mi mesa a principios de este año, como para celebrar con nosotros el 45 cumpleaños de la editorial.
Después de ver su obra completa encumbrada a los más altos honores académicos tras entrar en la mítica colección La Pléiade de la editorial Gallimard, no me ha extrañado que Kundera se saliera por peteneras a sus 85 años con un libro que no por breve rebosa menos de ideas iluminadas por un inteligentísimo sentido del humor.
La fiesta de la insignificancia es una desenfadada y espléndida composición en forma de fuga que se nutre de las más sutiles variaciones en torno al tema que da título al libro: «La insignificancia, amigo mío», nos advierte, «es la esencia de la existencia. (…) Está presente incluso allí donde nadie quiere verla». Envidio a quienes a partir de ahora podrán leer esta novela por primera vez.
Confieso que ha sido una de las traducciones del francés más difíciles que he hecho de este autor: en particular, debido a la aparente indisciplina para con las reglas sagradas de la lengua francesa. Pero ha sido un gozoso placer poder acompañarle en este ejercicio que desacraliza la gravedad de casi todo.
¡Que lo pasen bien! 

El argumento es difícil de describir, son cinco personajes que a lo largo de siete brevísimas partes, se encuentran, dialogan y coinciden en una fiesta o en el parque más emblemático de París, Los Jardines de Luxemburgo. No hay acción ,sino situaciones surrealistas, intercaladas con sueños y con el contenido de las supuestas memorias de Nikita Jrushov, en las que la figura de Stalin cobra vida para atormentar a sus más cercanos colaboradores .
A pesar de un estilo muy simple, frases cortas, sin adjetivos ni nada que “adorne”, sin referencias temporales ni descripciones (, más como una obra de teatro cómico, un teatro de marionetas), resulta muy difícil de leer,  de comprender o valorar. La lectura apenas llevará un par de horas, pero no se disfrutan, al menos en mi caso no me pareció cómica en absoluto, por mucho que la editoral intente lanzarla como   el “viejo sueño estético de Kundera, risa inspirada en nuestra época, que es cómica porque ha perdido todo su sentido del humor”.
La tristeza al cerrar la novela fue la sensación más fuerte.
 Algunos temas :la vejez , la soledad, la muerte de la cultura y  como sobrevivir y a pesar de todo ser felices.
Si en su novela “la despedida”(1973), Kundera decía que “los ancianos se caracterizan por envanecerse de sus padecimientos pasados y convertirlos en un museo al que invitan a entrar a los visitantes”, ahora, cuarenta años después, tras años sin conceder entrevistas, fuera de toda vida pública ,a los 85 años, en esta  última novela ,Kundera, lejos de ahondar en sufrimientos pretéritos, se centra en los sufrimientos de la vejez y nos dice:
sentía pasión por deslumbrar a los demás; sorprenderlos con una reflexión divertida o conquistar a una mujer en sus mismísimas narices, quería tener un éxito que no suscitase envidias, le complacía ser admirado pero rehuía de sus admiradores, su discreción había pasado a ser afán de soledad tras sentirse herido en su vida privada, y ante todo desde el año anterior cuando fue a engrosar el funesto cortejo de los jubilados; sus comentarios inconformistas, que antaño rejuvenecido, ahora lo convertían, pese a su aspecto engañoso, en un personaje inactual, fuera de nuestro tiempo y, por  tanto, viejo”.
Toda la crudeza de la vejez , la tristeza, la soledad , el olvido, aparece a pinceladas en esta obra. Otro de los personajes dice: “el ser humano no es sino soledad”. Una soledad rodeada de soledades”.

Un enorme desencanto por nuestra época también aparece en la novela .Decía Kundera en 1980 en una entrevista concedida a Philip Roth que “una novela no afirma nada, una novela plantea interrogantes”, pues bien, Kundera, deja muchos interrogantes abiertos poniendo la llaga en los errores de nuestro siglo XXI, por citar algunos :" ¿qué es un artista? ¿un pintor convertido en decorador de escaparates?, ¿un poeta? ,¿existirán todavía los poetas?...¿qué indica esta caida?¿una utopía asesinada tras la cual no habrá otras? ¿una época de la cual no quedará huella? ¿libros y cuadros arrojados al vacío? ¿una Europa que ya no será Europa? ¿ bromas de las que ya nadie reirá?"

Y la solución ante el desencanto, desde su punto de vista, es darnos cuenta de que somos insignificantes. “La insignificancia, amigo mío, es la esencia de la existencia.Está presente en nosotros, en todas partes y en todo momento.Hay que aprender a amarla, es la clave de la sabiduría, la clave del buen humor”.

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